La clave de los grandes ganadores de un sector es cómo tienen planifacadas y estructuradas su operaciones para favorecer la prestación de servico que dan al mínimo coste posible.

Desde la definición de los flujos administrativos hasta la producción de los productos y los servicios, todas las operaciones y sus procesos tienen que engranar perfectamente con la misión general. No puede haber improvisación ni desconexión. Cuanto más distancia hay entre el valor percibido por nuestros clientes y menor el coste para producir dicho valor, mayor es nuestra ventaja competitiva frente al resto de opciones.

La diferencia de un grupo de personas y un equipo, es donde fijamos el objetivo. Si cada individuo y cada proceso de la compañía, considera que tiene éxito cumpliendo con su cometido específico, estamos fomentado el éxito de los pequeños grupos que forman la cadena de construcción del valor a nuestros clientes.

El objetivo de todas las operaciones, procesos y personas implicadas en nuestras compañías, tiene que ser el mismo, la satisfacción plena de nuestros clientes y el cumplimiento de nuestros compromisos asumidos con ellos.